El boulevard brillante

Chau
Estoy en lo de mi mama. Rodrigo prepara un cordero en la parrila, uno de mis hermanos toca la bateria, los otros miran la tele y mi mama escucha un cd de sabina en la cocina. yo no se que hago sentada aca. tengo ganas de llorar. hoy me pongo en pedo.

Copioneta
A la manera del gordo voy a hacer un resumen de estos ultimos cuatro días
Martes: Fiesta del laburo en el auditorio de Buenos Aires. Muuuuy buena. Tomé mucho. No alcanzaba a terminar la copa de vino que ya tenía un mozo sirviendome otra. Bailé hasta que se me acalambraron las piernas. Excelente musica ochentosa. Hice varios papelones: me caí dos veces bailando rock con un compañero, anduve con los zapatos en la mano por todo el boliche, me subí al escenario a bailar como Uma Thurman en Pulp Fiction, me sacaron fotos tirada en un sillon en estado impresentable, saludé muy efusivamente a gente que casi no conozco, etc, etc). Llegué a casa tipo 5, me acosté vestida y me dormí con el zumbido de la música en los oidos.
Miercoles: Cuando me desperté, a las 11, todavía seguía mareada, pero una aspirina y un vaso grande de coca me despabilaron en un instante. Fui al banco con Rodrigo y después a comprar los regalos que faltaban. Almorzamos dos sandwiches de bondiola en nuestra parrillita de cabrera. Despues mini-siesta y a preparar la ensalada de frutas. Tipo 9 de la noche llegamos a lo de mi mamá, comimos, luego brindis y apertura de regalitos. Muy bonitos todos. Tiramos chasqui bum, estrellitas y bengalas con la gorda. Llamó María pero no tenía ganas de salir. A las 3 nos fuimos con papá a su casa. Casi nos mata una ambulancia asesina (el chofer borracho nos encerró en la Autopista 25 de mayo). Dormí en paz. Sin escuchar el ruido de los autos y colectivos pasando por Lavalle. Un placer.
Jueves: Nos levantamos a las 10, pileta, nos pusimos a escuchar Exile on Main Street y el último de Coldplay (regalos que le habian hecho a mi papá) y después un compilado de rock. Bailamos en el pasto con Rodrigo y la gorda. Momento Kodak. Practicamos piruetas y saltos varios. Otra que Dirty Dancing. A las 2 llegó el resto de la familia, comimos un riquísimo asado y después todas las boludeces navideñas. Luego mini-siesta, mas pileta, empecé a leer un libro (Juego de espias, de Michael Frayn) y mas tarde miramos por enésima vez con mis hermanos mi película boluda favorita: Jerry Maguire. Volvimos tipo 11, antes dejamos a Rodrigo en Ezeiza porque tenía que trabajar.
Viernes: Fui a laburar. La gorda (mi jefe) nos prometió un almuerzo, pero despues arrugó y compró unos desabridos sanguchitos de miga. Anecdotas y chusmerios de la fiesta. Despues fui a rendir el ultimo final. Estuve tres horas esperando para que me tomaran. Me fue bien. Luego a lo de María, estaban las mellis, mate con masitas a la tarde, cerveza con sibarita a la noche.

Saturday night live
El sábado a la noche fui al cumple de María. 25. Fue muy femenino, al principio habia un par de chicos, pero después nos quedamos siete mujeres tomando vino (algunas tinto, otras blanco). Tuve ese tipo de borrachera fantástica, chispeante, divertida, en el punto justo, cerca pero sin tocar el límite del arruine. Porque yo tengo distintos tipos de pedo según que tome y cuál sea mi animo (ya saben, con el vino en general me agarra el pedo melancólico, tristón, muy homero manzi; con el champagne el pedo con burbujitas en la cabeza y cuasi levitante; con la cerveza el pedo verborrágico, embotado, cabezadura; con el vodka el pedo hosco y agresivo). Anyway, este fue un muy buen pedo. Si me pusiera en Miranda diría que es patético que hayamos estado cuatro horas hablando de hombres, pero no tengo ganas. Me divertí y ya. Sin embargo, lo importante de esa noche fue darme cuenta cuanto AMO a mis amigas, amo sobre todo esa historia que nos une, esa complicidad. María mezcló y terminó arruinada, yo la acompañe al baño y le sostuve el pelo, como haria ella, el pelo no se mancha, y despues la acostamos, le sacamos la ropa y nos quedamos con ella hasta que se durmió. Limpiamos todo y nos fuimos.

¿Cuando me voy a topar con uno?

Stinson Beach

Manejó hasta el pueblo más cercano: Stinson Beach, sobre la costa, a una hora mas o menos de San Francisco dirección norte. Buscabamos un motel barato donde dormir cómodos luego de días de sufrir las inclemencias de un invierno frío y húmedo en la intimidad de nuestra carpa iglú. Nos bajamos en el primero que encontramos y el dueño-conserje, un tipo común de aspecto, con un rostro absolutamente olvidable pero demasiado simpático, enseguida nos preguntó por nuestro acento.
-¿Argentinos? Ah...tengo una películas de Cantinflas para prestarles, la colección completa– dijo y luego siguió hablando de su devoción por el mexicano al que tal vez creyó argentino, no se. No se por qué lo asociaba con nosotros.
En el motel no había nadie alojado y a mí la simpatía exagerada del yanqui me comenzaba a resultar sospechosa. Finalmente nos dio la llave de un cuarto, el mejor: cocina, baño y dormitorio. Sólo que cuando entramos nos dimos cuenta que allí era donde vivía él. Me puse paranoica. En el baño, sus jabones y desodorantes, en la cocina sus utensillos, en el cuarto sus sábanas, su ropa. Seguí inspeccionando, abrí la heladera y encontré unas bolsas –blancas, de diferentes tamaños y con algo sólido dentro– apiladas. No me hizo falta abrirlas ni tocarlas porque ya lo sabía, tenía la certeza de aquellos que se guían por su olfato. Allí dentro había un cadaver cuidadosamente trozado y congelado. Tal vez el de algún huesped menos paranoico.
-Vamos, yo acá no me quedo ni un segundo– le rogué a Rodrigo
-Ya pagamos, dejate de joder–me respondió él, siempre más escéptico.
-No, no y no–insistí yo y terminé por convencerlo.
Cargamos las cosas en el auto y nos largamos de ese motel, de ese pueblo. Rodrigo me trató de loca. Puede ser, no lo niego, tal vez vi demasiadas películas, pero yo no iba a terminar en el freezer de un asesino serial yanqui. No señor.

Vamos afuera que mis amigos se van
Vengo del recital de Vicentico. Muuuy bueno. Nostalgioso escuchar "Carnaval toda la vida", "Demasiada presion" y "Vasos Vacios". Me puso la piel de gallina. Vi gente llorando. Qué viejos estamos.

Escupiendo verdades
Mi mamá siempre dijo que no quería terminar como mi abuela Porota, la mamá de de mi papá. Porota siempre tragó, tragó, tragó y nunca escupió. Hasta que fue demasiado tarde. Vieja y perdida en delirios seniles, puteó en sus últimos años lo que no habia puteado durante su vida. Cuando tenía más de 70 años la trajeron a vivir a mi casa. Se la pasaba sentada todo el día en un sillón. Te veía y te puteaba, nunca escuche tantas y tan graciosamente hilvanadas puteadas en mi vida; ella, a la que jamás se le habia escapado ni siquiera un "tarado" mientras estaba lúcida. Nosotros, para hacerla enojar más, la pellizcabamos y nos reíamos, como nos reíamos con mis hermanos. Pero volvamos al principio. Desde hace unos meses a mi mamá, quien también es de tragarse las cosas, le agarró, entre cosas, una especie de ataque de sinceridad, según ella, porque no quiere terminar como Porota. y es así que, con su mejor cara de perro, puede decirle a mi hermana que es un fracaso como abogada, a mí que siempre voy a ser pobre, a mi papá que es un pendejo que no puede parar de joder con la pelotita (de golf) y a mis hermanos otras tantas barbaridades. Lo peor es que se engolosinó y ahora no tiene ningun límite. El otro día le dijo en la cara al pobre marido de mi madrina que es un pelotudo y que con su puestucho en Ferrocariles no se iba a conseguir ninguna mina buena. Mamá: ya se que es sano descargarse y yo tampoco quiero que termines como la abuela pero no todo el mundo está preparado para que le escupas tus verdades, así, tan de repente y sin anestesia.

Esta casi soy yo
Cecilia (25-08-78), Sol: Virgo, Ascendente: Escorpio, Luna: Geminis

La luna en geminis la hace charlatana (verbalizar le produce seguridad). Su refugio es leer y hacer varias cosas a la vez (divide energía), de esta manera evita madurar.
En esta carta se destacan muchos planetas en la casa XII. Esta es una energía con la cual me siento avasallada (nota mía: la astróloga), con sobrecarga. Hay mucha fascinación, emoción, temor. La XII da una sabiduría muy profunda, pero aparece cuando la persona madura y se aquieta. Tiene una energía honesta, franca, directa y sin vueltas. Es fuerza, es la belleza de violentar, de vencer, de arriesgarse. El juego es clarísimo y no se puede equivocar.
Es autónoma, la libertad es para ella un valor inmediato.
Se manda sola, no tiene registro de la violencia de sus resoluciones, jamás duda.
Tiene ciclos de mucha actividad y a veces anhela retirarse de la lucha.
Irradia vitalidad. Va a experimentar la sensación de tocar fondo y salir con mucha potencia.
Es muy dificil que cuente lo que le pasa en su mundo interno y en su fantasía porque los cree extremos y siente que nadie la puede comprender.
Tiene una seducción extrema y anhela encontrar el alma gemela.
Urano en Casa I la hace imprevisible y con toques de genialidad. Es muy sociable.
Jupiter en medio cielo es como tener un "angel de la guarda" que la protege.

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La astróloga se equivocó cuando puso que jamas dudo. Error, grueso error. Lo que más me gusta de esta carta es lo mas irreal, lo del ángel de la guarda. Lo que sin dudas es cierto es que no tengo registro de la violencia de mis resolusiones y lo de dividir energías. Me la hizo hace unos seis años una amiga de mi papá.

"Fantabuloso"
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Enfiestadas
El sábado finalmente le festejé en un salón el cumpleños a Valentina y le hice la torta de las chicas, bah, de Bellota sola, en realidad. Todo muy lindo, aunque mi hija salió igual que yo en un punto: odia ser la protagonista cuando indefectiblemente tiene que serlo. Yo de chica me enfermaba a propósito los días de mis cumpleaños y me quedaba todo el día en cama y ésta el sábado se levantó llorando porque no quería ir a SU fiesta. A ver si se entiende, yo siempre fui la antítesis de las chicas que sueñan con su fiesta de quince y el vestido y entregar las velas y hacer un video y despues mandarlo a Muchmusic para que las defenestren. Eso sí, en los eventos y reuniones, mis voz y risas sobresalen, sobre todo si tome un poco y soy todo menos tímida y apocada. Por lo visto, mi hija tiende a paracerse. "Mami, me hubieras dicho antes, la puta madre, a hora qué mierda hago con la torta, la gente que invite, etc, etc", le dije y yo y ella finalmente acepto venir a desgano. Eso sí: no bailó ni sopló las velitas ni le dio pelota a los animadores y yo me convencí de que ésta es la última vez que le organizó un cumpleaños. Y sí, a nosotras nos gusta ser estrellitas, pero sólo cuando nadie espera que lo seamos.